Ediciones Felmar, Madrid, octubre Colección Punto Crítico. Serie B nº 4. Rústica. Tapa blanda de editorial ilustrada. 347 páginas. 22 × 12 cm.
Cita. Que país, Miquelarena. Don Pedro Mourlane-Michelena.
Recopilación.
Poca cosa. Selección de artículos para Colpisa publicados en 1974 y 1975, un total de 99 divididos en tres bloques, «El País»; «El Paisaje»; «El Paisanaje», en este algunos escritores, Torrente Ballester, Delibes, Azorín, Los Machado, Cela, Pablo Neruda; también Sara Montiel y Lola Flores, folklóricas en flor. El libro se inicia con un prólogo, Suspiros de España que comienza así,
ESPAÑA suspiraba en aquella película de entreguerras, cuando España tenía un caracolillo de pelo en la frente, que era como una voluta barroca, pomporé y rococó de un pueblo que ha usado la cabeza para envestir, como decía Machado, o para rizarse el pelo con la brillantina imperial.
Así las cosas, la película “Suspiros de España” es ya celuloide rancio que los chicos de la barbita exhuman con curiosidad kitch y proustiana por el tiempo perdido, perdido en el sentido de desperdiciado, más que otra cosa. Pero España suspira y había suspirado mucho antes y después de esta película. España da sus primeros suspiros en Sagunto y Numancia, y España suspira de alivio o de resignación cuando el guerrillero ibérico Corocota se presenta ante Augusto para cobrar personalmente la recompensa que Roma ofrece por él. Más o menos, como cuando el Lute iba y venía por las barriadas de Sevilla y Madrid, enredando con la Benemérita. Corocota es un Lute de la época de Augusto, ese eterno guerrillero español, montuno y montaraz, que va por libre y por liebre, que se esconde y corre como una liebre, porque siempre hay un Augusto o un César del que correr y esconderse.
No reeditado.
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