1978

Culmina la Santa Transición con la aprobación en referéndum de la Constitución, 6 de diciembre.

Tras los excesos de 1976 y 1977, trece libros, llega la calma. Dos libros, uno de mera recopilación en donde incluso hay desgana para imaginar un título y otro que es un empeño personal, un ensayo nada comercial sobre su querido Ramón que nadie leyó.

Editorial Bruguera A. Barcelona, agosto 1978. Rústica, tapa blanda. Bolsillo. 409 páginas. 17 × 10 cm.

Recopilación.

 

Pésima edición. Ciento treinta y nueve artículos publicados en «El País» entre noviembre de 1977 y mayo de 1978, el primero, «Franco», apareció el día 21 de noviembre, el segundo, «Santiago Carrillo», el 15 del mismo mes, luego sigue el orden cronológico del periódico, se olvida

de los políticos, pasa de puntillas por lo que ocurre en el Congreso de los Diputados y comenta de todo, lo que le apetece, «El cocidito madrileño» o «El señor Prudencio». Termina con «Los Bee Gees». Prescindible.

 

Franco

CARRETERA de La Coruña, madrugada del sábado, el coche camino de la sierra y, por la vereda, grupos de sombras, hombres a pie, puñados cortos y oscuros de franquistas que van camino del 20 de noviembre. Así fue el fin de semana.

En nuestro coche, hombres y mujeres que vienen del Oriente erótico, la vieja sensibilidad asiática puliendo la flor sexual en la cansada piel de los occidentales. Muchachas que han iniciado el viaje sáfico hacia su propio cuerpo de la mano breve y morena de una azafata del kamasutra. Muchachos que fuman hierba de la acracia en los trenes que atraviesan de noche Europa. Y a pie por la carretera, al costado del coche, como un margen de sombra y pasado, de violencia y de banderas, los patriotas del franquismo, esa caminata de ida y vuelta que inaugura el fascismo español, con el entierro de José Antonio Primo de Rivera, y lo cierra ahora, o lo reabre, el segundo aniversario de la muerte del general. Las dos Españas tardías, a distinto paso, por la carretera de La Coruña, autopista de Franco hacia su muerte.

Antes o después los agricultores que se han manifestado en La Moncloa, otra España, todavía, veinte campesinos que desmienten la unidad de los hombres y de las tierras, y este interminable viaje hacia la sierra, en que la velocidad va atravesando grupos fanáticos, grupos vindicativos, grupos de obreros y grupos de noche.

 

No reeditado.


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