1972

Primeros libros de recopilación y un libro de Memorias que en Umbral marcará un género propio.

Organización Sala Editorial S.A., Madrid, diciembre 1972. Rústica, cartoné tapa blanda con 255 páginas. 21 × 14 cm.

Cita. Una ciudad es un mundo si amamos a uno de sus habitantes. L. Durrell.

Recopilación.

 

Artículos, nada menos que 129, escritos en 1972 para Colpisa. Umbral en ese año seguía titulando sus artículos «Crónicas de Madrid», escoge para el libro el título Spleen de Madrid, un homenaje a su admirado Baudelaire y a su Spleen de Paris; que será también el título de las columnas de El País desde febrero de 1979 hasta diciembre de 1983.

«Baudelaire es quizá el máximo modelo de escritor en estado puro, eso que busqué durante toda mi juventud, siempre Baudelaire. Y todo el alrededor: Lautréamont, Novalis, Nerval, Rimbaud, Byron, Wilde. Toda una raza, toda una familia espectral y fascinante. Escritores hechizados por la literatura.»

«Artículos, artículos, artículos. Una forma de autodestrucción. He vuelto a hacer artículos, cientos, miles de artículos. Los artículos, primero, fueron mi procedimiento para irme autoestructurando. Eran una construcción piedra a piedra, paso a paso, el hacerse un nombre, un hombre y una vida, día a día, palabra a palabra.»

 

Prólogo

Baudelaire escribe y publica un «Spleen de Paris», donde, mediante poemas en prosa, inaugura, juntamente con «Las flores del mal», la temática de la gran ciudad en la literatura moderna. De entonces acá, la multitud y la gran ciudad han sido tema de novelistas, poetas, sociólogos, periodistas y costumbristas. En España, Larra hace de alguna manera su «spleen» de Madrid, poniendo en sus crónicas más sociología y menos lirismo que el francés, pero llegando a veces a los mismos fondos de subjetividad, desgarro y soledad que Baudelaire.

La gran ciudad, la ciudad grande, que nace en el esplendor romántico del capitalismo, es un tema muevo para el escritor y para el artista. Con él nace la sociología, la consideración colectiva del hombre. La sociología es hoy una ciencia en desarrollo, ya independizada, pero el escritor que sólo es escritor, y no sociólogo, está haciendo sociología, aunque no quiera, aunque no sepa, al escribir de la multitud endomingada, de la masa trabajadora, del conglomerado humano que va al cine, viaja en «Metro» o lee el mismo periódico a la misma hora.

Así, las ciudades han ido perdiendo «spleen» como las individualidades han ido perdiendo el aura.

 

No reeditado.


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